BITÁCORA.
Viena, Austria
texto Milagros De Jesús fotos Fuente Externa
Tal vez quieras encontrar un lugar en el que puedas gozar del máximo esplendor de la naturaleza, en el que también, al recorrer sus calles, te llenes del encanto de su historia y cultura plasmada en sus emblemáticos edificios… y por qué no, hasta de la simpatía de sus habitantes.
Además de poder visualizar, desde las alturas, una de las ciudades más pintorescas y hermosas de toda Europa, en verdad, significaría un gran lujo para tus memorias. Pero eso no es todo, imagínate deleitar tu sentido acústico y que se te erice la piel todas las noches con los armoniosos sonidos que emanan de los intérpretes de música clásica, en especial, de la ópera y que con ellos, cada fibra de tu ser vibre al compás de las notas interpretadas, serías privilegiado y no exactamente por los dioses, sino más bien, por visitar a Viena, considerada la capital mundial de la música clásica, y a su vez, el tesoro de Austria.
Esta gran urbe es muy conocida por su intrínseca relación con las artes; es por esto que, a lo largo del año, el calendario de conciertos vienés presenta más de 15,000 espectáculos de todos los géneros y dimensiones, en los que amantes de la buena música pueden regocijarse sin límite alguno.
Si te diriges al centro de la ciudad, verás a una infinidad de personas vestidas con ropa clásica, ofreciendo paquetes de conciertos para todos los visitantes que se encuentran en ella. Asimismo, los apasionados de esa música se recrearán al son de su estilo en dos grandes e imponentes salas, donde se respira la música clásica por doquier: La Musikverein y Konzerthaus.
Además de estos lugares, existen otros que ofrecen a los turistas presentaciones artísticas con todas las comodidades para que disfruten de una velada mágica al más alto nivel. Esta metrópoli no solo brinda ese buen arte a sus visitantes, sino que también les da la oportunidad de hacer turismo cultural al pasearse por sus trascendentales edificaciones, en las que vislumbrarán un gran despliegue de notable arquitectura.
Un ejemplo de ello es el Palacio de Schönbrunn, catalogado Patrimonio de la Humanidad. Mientras recorras esa capital, nunca olvides probar de sus exquisiteces gastronómicas, entre ellas, sus deliciosos postres que, sin duda alguna, halagarán tu paladar. Y recuerda: Viena es una ciudad moderna y antigua a la vez, pero sobre todo, es pura música.