Víctor Mitrov

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Víctor Mitrov

VIRTUOSO.

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foto Fuente externa
Su vida completa se resumiría con una palabra: música. Ese arte que llena de sentido su existencia en la tierra y lo que se ha convertido para él, en el motor que lo impulsa cada día para ser mejor ser humano. Si fuera un instrumento, él sería una trompeta: impetuoso como el viento, pero armonioso como los sonidos que emanan de sus entrañas y que amenizan el sentido acústico de quienes lo escuchan.
A pesar de que su amor por la música inició a temprana edad, tenía diferentes aspiraciones a lo que se dedica ahora en tiempo completo. Su pasatiempo en su país natal, Bulgaria, era jugar fútbol, algo normal en el continente europeo; sus padres querían verlo en otra faceta y lo indujeron para que se adentrara al mágico mundo de la música, y gracias a eso, su trabajo hoy día goza del reconocimiento de importantes artistas.
“Me gustaba el fútbol, pero llegó un momento en el que mis padres decidieron empujarme un poquito hacia la música para que yo empezara a estudiarla, por lo que yo inicié mis clases de solfeo a la edad de cinco años. Luego, cuando cumplí los siete años, comencé a tocar el violín, porque ya mi hermano lo tocaba y yo quería seguir la tradición; pues estuve en una escuela privada tomando clases de violín y, simultáneamente entrenaba el fútbol, entonces algunas veces me entraba una incertidumbre como todo niño, debido a que no tenía bien claro qué me gustaba más si ese deporte o el arte de tocar instrumentos. En ciertas ocasiones, faltaba a las clases musicales, hasta que decidí inclinarme por la música, pero no siendo violinista.

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Sus padres eran amantes empedernidos de la música, por lo que su pasión por esta corre por sus venas. Mitrov nos cuenta que aunque ellos no eran profesionales, amaban cantar en todas las reuniones familiares. Su inspiración acrecentó también cuando los sábados en la noche veía en la televisión programas musicales y le encantaba escuchar a las “big bands” en las que siempre enfocaban más a los trompetistas haciendo sus performers. “En ese momento le dije a mi papá la trompeta va a ser mi instrumento y ahí fue cuando yo empecé a estudiar esas clases y hasta el día de hoy tengo toda una vida con ella”.
A finales del 1970, ingresó a estudiar a la Academia musical Sofía, donde cursó cinco años y, al finalizar sus estudios, pudo obtener su título. En aquella época, como es costumbre en su país, era imprescindible de que todo varón, al arribar a sus 18 años formara parte del servicio militar por dos años, y por suerte tuvo la oportunidad de encontrar un lugar donde podía seguir tocando su trompeta.

“TENGO 22 AÑOS EN REPÚBLICA DOMINICANA Y ME SIENTO COMO UN DOMINICANO APLATANADO… LO QUE MÁS ME GUSTA DE ESTE PAÍS ES LA GENTE, PORQUE SON MUY BUENA Y SENCILLA”.

Lo que lo introdujo a República Dominicana fue una invitación que le hiciera la Sinfónica, porque en aquel entonces se necesitaba de un trompetista principal. “Para mí, República Dominicana era algo muy lejos, no conocía nada, solo había escuchado sobre Michael Camilo y del merengue, también que había muchas playas bonitas y eso fue como emprender una nueva aventura por curiosidad para así conocer otra parte del mundo”.
Su llegada al país se dio en el 1995 y, para aquel entonces, no tenía pensado en quedarse, ya que estaba aquí por un contrato de un año y narra que lo primero que percibió al llegar aquí fue la calidez con que lo recibieron la gente y que gracias a la ayuda de muchas personas su carrera está en la cúspide, por lo que se dio cuenta que este es el país donde quiere vivir.

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En la actualidad, imparte clases de música a niños de escasos recursos en la Fundación Fiesta Clásica en la Ciudad Colonial y en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU), en un departamento de música llamado Escuela de Música Contemporánea, en el que ya cuenta con cuatro cuatrimestres como maestro.
Asimismo, nos confiesa con mucho entusiasmo que en un futuro le gustaría visualizarse con su propia banda musical, ya que por el momento, por algunos imprevistos, no ha podido cumplir ese sueño tan anhelado.