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¿Le tenemos miedo al amor?

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¿Le tenemos miedo al amor?

BODY AND SOUL.

¿Le tenemos miedo al amor?  

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texto: Ricardo Pichardo/ fotos: IStock
«Yo defino este sentimiento de la siguiente manera: es como si lo que más anhelas, más lo alejas”. Con esta reflexión, una amiga me contó cómo se siente en cuanto a las relaciones de pareja. De inmediato, pensé en las miles de personas que, como ella, tienen esta problemática que los psicólogos denominan “temor al compromiso”.

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Es por esto que, en esta edición, decidimos consultar a la psicóloga Ana Simó, quien es, además, terapeuta familiar y de pareja, sexóloga, especialista en pérdidas y directora del Centro Vida y Familia. “Los psicólogos que trabajamos la dinámica de pareja, le llamamos “temor al compromiso”, pues es diferente cuando hablamos de alguien que padece de trastorno antisocial (aquel que se le hace difícil comprometerse) y está el que anhela cercanía, compromiso, pero no sabe qué ocurre en sí que no logra concretizar las relaciones.
También encontramos personas que, por sus lealtades invisibles hacia uno de sus padres, puede crear un boicot inconsciente de rechazo a todo aquello que pueda llevarlo a tener que romper con la dinámica parental”, explica la experta. Identificar esta dinámica relacional no es fácil; hay una serie de factores a tomar en cuenta, como la historia clínica, conocer en detalle la forma de interacción en su día a día, evaluar la autoestima, su proyección ante lo que significa una relación de pareja, duelos no tratados, entre otros factores.
Para Ana Simó, la forma en que el ser humano se vincula con sus padres determinara el desenvolvimiento en la adúltez. A continuación nos ofrece algunos consejos y nos aclara algunas dudas, resultado de su experiencia.
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Lealtades invisibles.

“Encontramos personas que por sus lealtades invisibles hacia uno de sus padres, puede crear un boicot inconsciente de rechazo a todo aquello que pueda llevarlo a tener que romper con la dinámica parental”, asegura Ana Simó, quien agrega que también están aquellos que aún no están preparados para asumir un compromiso, pero se dejan llevar por emociones pasajeras y dan el paso sin pensar en las consecuencias del mismo y luego utilizan excusas para no asumir dicho ciclo. “Debo también decir de aquellos que asumen una posición de soltería infinita y es que muy en el fondo tienen miedo a las pérdidas ya que en el pasado la pudo haber sufrido y aún esa herida sigue entre abierta, como también no haber tenido esa experiencia traumática, pero sí pensar que puede llegar a vivirla y, entonces, la evade”, afirma.
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¿Qué sucede en el ser humano?

Hay personas que por esta dinámica relacional se involucran en relaciones tóxicas que sabe que no van a ninguna parte. ¿Qué pasa en estos casos? “En este caso le teme al compromiso, no cree en sí mismo e inconscientemente cree merecer ese tipo de relación”, dice la psicóloga.
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¿Cómo identificarlo?

La doctora Ana Simó nos ofrece algunas pistas para reconocer esta problemática en nuestras vidas. “Podría ser el siempre comparar tu relación actual con alguna del pasado o alguna creada en tu mente. Justificar siempre el postergar la toma de decisiones en cuanto a tu vida de pareja.
Entender que aún no ha llegado el indicado y siempre culpar a los demás. Quejarte constantemente de tu mala suerte en el amor. Enfocarte en los defectos más que en las virtudes de la pareja, así como rechazar el compartir con los familiares junto a la pareja.
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Recomendaciones

La mejor recomendación para este tipo de personas es la psicoterapia. Un proceso que, según dice la experta, puede resultar intenso, pero a la vez maravilloso, ya que es necesario derribar ciertas creencias que nos marcan y que no nos permiten disfrutar de una relación sana y duradera donde el compromiso sea mutuo y equitativo.
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Reflexión:

“La forma en que te vinculas con tus padres determinará tu desenvolvimiento en la adultez y la forma en cómo te vincularás, amarás, expresarás afectos y hasta si podrás confiar en el otro”, dice Ana Simó.

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EDITORIAL.

Cada día es especial

Ricardo Pichardo
Ricardo Pichardo
Tengo un amigo para quien no existen los días especiales. Para él, todos lo son. Contrario a muchas personas, no se incomoda cuando a alguien se le olvida su cumpleaños o no le llama para una “ocasión especial”. No se afana por comprar el mejor regalo para el día de las madres, ni hacer una gran fiesta para celebrar su vida. “Todo eso es comercial”, dice hasta la saciedad. Es por ello que no espera el día en que el calendario, la cultura o la publicidad le indique qué hacer con las personas que ama. Sabe sacar tiempo para hacer sentir importante a quienes le rodean, incluso, en la distancia, ya que hace unos dos años se fue a vivir a La Florida. Por supuesto, que esta filosofía de vida no significa que no cumpla con las expectativas. Sin embargo, entiendo que si todos pensáramos como él, no solo actuaríamos diferente, sino que viviéramos a plenitud, expresando lo que sentimos, sin fechas específicas ni días feriados. No hay que esperar San Valentín para que nuestros amigos nos sientan cerca, mucho menos nuestra pareja, para quien el mejor regalo no sería algo que se compra con dinero, sino nuestra lealtad, exclusividad, nuestra voluntad y compromiso de que, como adultos, elegimos, sin coacciones ni imposiciones, acompañarla en este hermoso viaje que llamamos vida. Te invito a ser como José Luis: que no tengas días especiales, sino que cada día se renueven en ti los nobles sentimientos que tienes y que solo debes dejar fluir… Ojalá que cada día sea especial.

Firma Ricardo