El Principado de Mónaco se viste de gala para celebrar la que será la boda royal del año y es que la boda de Carlota Casiraghi con Dimitri Rassam, después de casi tres años de relación, y un hijo en común, Balthazar, de siete meses, será este sábado 1 de junio.
Aunque la familia real monegasca no ha dado prácticamente detalles sobre el enlace, esto es todo lo que sabemos de la boda royal:
- Carlota será fiel a la tradición familiar. La boda se celebrará en los salones de Estado del Palacio Grimaldi, el mismo lugar donde se casaron sus padres, Carolina de Mónaco y Stéfano Casiraghi, y sus abuelos, el príncipe Raniero y Grace Kelly. Sus tíos Estefanía y Alberto, y sus hermanos, Andrea y Pierre Casiragui. El enlace podría celebrarse en el salón del Trono, donde se casaron Raniero y Grace, Andrea Casiragui y Tatiana Santo Domingo, y el príncipe Alberto y Charlene. Pero también en el salón de los espejos, como hicieron sus padres.
- De momento el enlace será únicamente civil, ya que aunque ella es la primera vez que contrae matrimonio, Dimitri ya ha estado casado anteriormente, con la modelo Masha Novoselova, con la que además tiene una hija, Darya.
- Según algunos medios, una vez que Carlota y Dimitri sean marido y mujer, se trasladarían a la capilla San Juan Bautista para bautizar a su hijo Balthazar.
- Aunque la celebración va a ser totalmente privada, motivo por el que no hay mucha información sobre los detalles, tanto Andrea como Pierre distribuyeron después de sus bodas algunas de las fotos oficiales, y se espera que Carlota haga lo mismo que sus hermanos, mostrando uno de los detalles más esperados, su vestido de novia.
- Chanel podría ser la firma elegida para su vestido de novia. Carlota, heredera del estilo de su madre y su abuela, ha dejado clara siempre su pasión por la moda. Su abuela Grace tuvo una especial amistad con el diseñador Marc Bohan, que fue director creativo de Dior, y Carolina con Karl Lagerfel, desde su etapa en Chloé hasta el último día en Chanel. Y esa predilección por Chanel que ha estado presente en la vida de Carlota podría terminar en un perfecto homenaje al káiser, unos meses después de su muerte.
