“Algunas personas piensan que el lujo es lo contrario a la pobreza. No lo es… es lo opuesto a la vulgaridad”, Coco Chanel.
Fotos: Fuente externa
Un lujoso oasis al fastuoso estilo de Coco Chanel, eso era su mimada casa asentada en el corazón de París, en la Rue Cambon número 31. Una atmósfera envuelta en la refinada esencia de la gran couturier francesa que deambulaba por doquier desde cualquier ángulo que se visualizara la maison.
Opulencias, excentricidades, distinción, garbo, visión cosmopolita y ecléctico gusto, caracterizaban a esta legendaria diseñadora que dejó un impoluto legado a la industria con los exquisitos diseños, que aún al día de hoy irradian la pureza de lo que fue en vida: La dama que revolucionó la moda.
¿Quién no se ha rendido ante lo suntuoso del N°5 Chanel? Esa fragancia que ha cautivado los olfatos de quienes han tenido el privilegio de captar su fragancia está impregnada en cada uno de los espacios de la que fue su residencia, un emblemático edificio del siglo XVIII, que, a su vez, ha servido como atelier y boutique.
Era imposible que quienes tenían la dicha de ingresar a través del portal no se sumergieran en la naturaleza de una leyenda que fue capaz de hacer un antes y después en el mundo de la moda con su sofisticada creatividad, que engalanó a las féminas de las altas esferas sociales con sus diseños.
Su universo creativo
Aquella edificación que a inicios era una casa urbana y luego restaurada bajo las directrices de la “mademoiselle de la moda”, fue testigo de las fabulosas creaciones que allí se confeccionaban, de las exhibiciones de joyas y sus icónicos aromas que posaban en el primer nivel. También, se albergaba un gran salón en el que se realizaban las pruebas y se mostraban los vestuarios.
Además, este lugar ostenta una grandiosa escalera art decó en forma de caracol tapizada de espejos, que conduce a la que fuera la residencia de Coco, situada en el segundo piso. Y en la última planta, se apostaron los talleres.
A ella le gustaba sentarse en las escalinatas y desde allí vislumbrar todo lo que pasaba en el piso inferior.
Los estilos de decoración del departamento presentaban un contraste de interiorismo, por los diseños sencillos de Chanel, debido a que era un espacio ambientado de forma ornamental, con piezas de reminiscencia oriental (biombos chinescos con camelias), figuras de animales, siendo su favorito el león, tal vez, porque se asemejaba a su impetuoso carácter por ser su signo zodiacal, Leo.
Asimismo, se observaba su peculiar gusto por la simetría, ya que muchos de los objetos decorativos se colocaban en pares. Asimismo, estanterías de madera llenas de cientos de libros forrados en piel y muchos simbolismos: trigo, un espejo hexagonal -en referencia a la Place Vendôme – y hasta cojines con trazado parecido al del bolso 255.
Esta estancia ha sido considerada como ecléctica por su conjugación art decó, con distintos materiales, antigüedades del siglo XVII y XVIII y esculturas. En la actualidad, se mantiene intacta su misma infraestructura perfumada con el N°5, que rememora aquellas inolvidables recepciones que ella organizaba y donde se vio desfilar a luminarias como Elizabeth Taylor, Salvador Dalí y otros.
Cabe destacar que, aunque fue su morada ella nunca durmió allí, porque prefería hacerlo en la suite 202 del Hotel Ritz que quedaba a pocas cuadras.
Hoy en día, el hogar de Chanel está cerrado al público, excepto para los invitados más glamurosos (y más fieles clientes) de la maison, mientras que el piso de arriba sigue siendo un atelier en pleno funcionamiento.
«La moda no es algo que solo exista en los vestidos. La moda está en el cielo, en las calles. La moda tiene que ver con las ideas, con la forma en que vivimos, con lo que está sucediendo», Coco Chanel.