Chateau de La Colle Noire
Fotos: Fuente externa
“Quisiera que esta fuese mi verdadera casa. En la que, si Dios me da una vida larga, pueda retirarme. En la que pueda cerrar el círculo de mi existencia y reencontrar, bajo otro clima, el jardín secreto que protegió mi infancia. En la que podré, al fin, vivir tranquilo, olvidando a Christian Dior para volver a ser simplemente Christian”.
Este era el anhelo del laureado diseñador francés cuando adquirió esta mansión en 1951 y que, lastimosamente, no pudo disfrutar a plenitud debido a su deceso, seis años después.
Le Colle Noire es un encantador castillo, digno de un cuento de hadas, que se alza entre la suntuosidad reverdecida que impera entre la frontera de los Alpes Marítimos, la región del Var y las llanuras de Montauroux, Francia. Su fastuoso interior, que no raya en lo estridente, posee siete habitaciones para invitados.
Su aposento era especial para él, muy diferente a los demás. Siendo el más pequeño de todos, en el que impregnó su sello distintivo, era, más bien, su refugio, llegando a enclavar una estrella en una de las paredes, producto de su superstición. Ese mismo emblema se ciñe en toda la residencia.
El verdor del exterior y un magnífico estanque se vislumbra desde sus ventanales en forma de círculos.
En ese tenor, se avista, en sus interiores, sofás y canapés tapizados, sillas del siglo XVIII y espejos neoprovenzales.
Asimismo, un baño de estilo imperial, con una tina de mármol de Carrara, lavabo en cobre y grifería de cuello de cisne, floreros art déco y una estela de papel, pintada con el lirio de los valles.
La elegancia y solemnidad se respiran por doquier, propios de la misma esencia de Dior.
Este hermoso palacete navega entre los aromas que destila el idílico jardín que él, con tanto amor, creó, al plantar jazmines, lavandas, olivos, almendros, cipreses y demás.
Las fragancias que pululan por los alrededores se conjugan con el imponente paisaje que evoca un paraíso, donde afloran las maravillas de la Madre Naturaleza. En especial, la rosa de mayo, que incitó a crear el perfume «La Colle Noire» y rinde homenaje a la región Pays de Fayence, que tanto amaba el couturier.
Los suspiros que arranca este chateau pueden ser suyos si llega a visitar sus fascinantes espacios.